04 marzo 2015

Soledad al cuello

El otro día estrenaron un programa que me dio pena y asco en distintos niveles. 
Pena por los concursantes, si alguno no lo hacía por dinero, que sería una muy buena posibilidad. Asco por el nivel de producción de los realities de España. Son mata-neuronas por definición... 

El programa en cuestión empieza por emparejar a personas, que no se conocen previamente, con una serie de test de compatibilidad. Se conocen en la boda. Por que los casan. Y luego si me caes mal, me divorcio. Gracias a twitter me he enterado que te puedes divorciar por 300 módicos euros. Ese tipo de comentarios creaba el programa... imagina...

Al final, mis conclusiones fueron éstas:
La producción es triste y aburrida. Se me hizo laaaaaarrrrgooooo. 
Por otro lado, ésos que se quejan del matrimonio homosexual, que va en contra del sacramento del matrimonio y esas cosas, no dicen ni mu, cuando se hace un programa que se mea en la boca de su institucionalizado evento. Por que evidentemente dos personas que se quieren, pero del mismo sexo, no respetan un acto sagrado, pero unos concursantes que se casan por un programa de televisión y que lo que pueden ganar es una pareja, si les va bien, está claro que respetan los evangelios. Meridiano. Yo lo veo clarísimo. Más bien lo que veo es que devuelven el matrimonio a las épocas que representaba un contrato empresarial entre familias y olvidan eso de la construcción familiar con la base del amor o, al menos, el cariño. 
No es que me importe. No soy una persona de las que quieran casarse. Pero me inquieta la hipocresía impúdica que me rodea. Será que me gusta la coherencia, y en la masa, brilla por su ausencia.
 
Lo otro que saqué como conclusión, fue que jamás en mi vida quiero estar tan vencida y desesperanzada que asuma que me quedaré sola en la vida. Que nunca conoceré el amor otra vez. Y sobre todo, que no dejaré que estar sola (que no soltera, que eso lo seré siempre si no paso por el trámite ganadero del matrimonio) sea una losa en mi conciencia. Prefiero aprender a ser feliz por mi misma en mil vidas, que tener esa desesperación que vi en algunos por no estar solos. 
Y lo pobre de los sueños de vida de alguna gente. Que casarte, y tener un día especial se convierta en tu sueño, quiere decir, desde mi punto de vista, que eres una persona vacía y dependiente, que no ha buscado lo que REALMENTE le gustaría hacer en la vida. No te has precupado de buscar metas. Casarse o tener hijos es algo que haces MIENTRAS buscas tu sueño. No es el final. O yo lo veo así...

Sólo quería dejar esto aquí. Que todos, nos merecemos ser felices. Que nos merecemos a alguien que esté orgulloso de nosotros, y del que nosotros estemos orgullosos y que queramos que el mundo sepa lo que vale esa persona. 
Que encontrar pareja no tiene que ser un fin, sino un medio que ayude a tu felicidad. Nadie es imprescindible, y que tu meta sea casarte, sólo hace que la otra persona tenga la responsabilidad de mantenerte feliz, cuando tu punto álgido te lo has puesto en un día, con un vestido, un banquete y unas copas. Y eso, es algo injusto, e imposible. 

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